domingo, 22 de febrero de 2015

Hacemos ritmos y sentimos la música

En la clase de hoy hemos empezado haciendo "traducción simultánea", es decir, el profesor iba haciendo ritmos y nosotros debíamos reproducirlos con un retardo de 4 tiempos. Después fuimos saliendo varios alumnos y debíamos hacer lo mismo, sintiendo la dificultad de estar pendiente de que el resto lo haga bien, de no confundirnos con los ritmos y de tener imaginación suficiente para inventar nuevos movimientos y seguir la secuencia. En mi caso, fui capaz de inventar muchos pasos sin perderme, pero no atendía a mis compañeros para ver si estos lo estaban haciendo bien.

En el siguiente vídeo se puede ver una clase de ritmos con niños de 3 años, en la que usan los pies y las manos. El profesor les explica que no se trata de dar golpes "como sea", sino siguiendo el ritmo. Introduce un instrumento de percusión para hacerlo más evidente para los niños, y también hace preguntas para que mantengan la atención y el interés en la actividad. Dependiendo de la edad de los niños habrá que adaptar la complejidad y la metodología a utilizar:



Los ritmos se pueden ir complicando hasta llegar a hacer una composición, incluyendo también notas y creando una canción. Terminamos practicando lo siguiente: 3 3 5 7 1 5 Raquel

1: palmada
3: palmada, golpe en el pecho con una mano y luego la otra
5: palmada, golpe en el pecho con una mano y luego la otra, golpe en la cadera con una mano y luego con la otra
7: palmada, golpe en el pecho con una mano y luego la otra, golpe en la cadera con una mano y luego con la otra, golpe en el culo con una mano y luego con la otra

Lo hicimos todos juntos y después fueron saliendo en parejas o grupos, e intentábamos jugar a ver quién lo hacía mejor y quién se perdía o se equivocaba.

El profesor nos habló de que hay que tener en cuenta si los niños son diestros o zurdos, ya que va a influir en el orden en que muevan las manos mientras hacen el ejercicio, e incluso puede influir en el grado de consecución de la actividad pues los zurdos tratan de imitar los mismos movimientos que los demás pero no tienen la misma habilidad con la mano o la pierna derecha. Nos preguntó que quiénes eran zurdos en clase, y levantamos las manos tres personas. Entonces nos pidió que hiciéramos el ejercicio de una en una, y vimos que las otras compañeras movían primero la mano derecha, pero yo, que también soy zurda, hago los movimientos con la mano izquierda, y la derecha solo sigue a la otra. Mis dos compañeras dijeron que son diestras de pie, y como yo no lo sabía el profesor me pidió que , cogiendo carrerilla, diera una patada a un vaso de plástico para ver qué pie usaba, y descubrí que también soy zurda de pie.

Por otro lado, el profesor nos habló de Douglas Godking, que acuñó el término de "Body Percussion" por sus trabajos con este tipo de ejercicios.


La siguiente actividad que hicimos fue un ejercicio para llevar el ritmo sin perdernos. Salieron cuatro compañeros y a cada uno le pidió que hiciera un ritmo diferente, de manera que el primero diera una palmada y un golpe en las piernas, el segundo una palmada y dos golpes en las piernas, y así consecutivamente. De esta forma, los cuatro compañeros darían la primera palmada juntos y luego no volverían a coincidir hasta la décimo tercera.

Los compañeros, sobre todo el que tenía que hacer el ritmo con 4 golpes en las piernas, se equivocaban, perdían el tiempo y empezaban a imitar a los compañeros de al lado, etc. Para tratar de arreglarlo, el profesor nos explicó que ocurre lo mismo en las orquestas, por eso los violines necesitan ser muchos para poder tocar, mientras que otros instrumentos más fuertes, como el bombo, no requieren de más músicos para seguir el ritmo. Fueron saliendo varias personas, viéndose en la situación de pérdida que supone la no sincronización con el resto de personas. El profesor dijo una frase que me pareció importante destacar, fue "el que piensa la música se pierde, el que la siente no se pierde nunca". Esto me hizo reflexionar sobre que estamos tan atentos a no hacerlo mal, a mirar al compañero para no perdernos, que al final nos terminamos equivocando por no haber usado nuestro cuerpo para guiarnos en el ritmo.

Como nos resultó muy difícil realizar bien la actividad anterior porque no nos sincronizábamos con los compañeros, el profesor nos propuso una actividad para practicarlo. Dividió a la clase en dos grupos con el mismo número de alumnos más o menos, de modo que el primer grupo recibía explicaciones sobre la actividad y pudo practicarlo después, mientras que el segundo grupo no recibiría ninguna ayuda verbal, simplemente tendría que hacerlo. El profesor nos preguntó que qué grupo creíamos que lo haría mejor, y hubo diferentes opiniones entre los compañeros de clase, ya que unos decían que los primeros tendrían más posibilidades pues recibían indicaciones, y otros opinaban que, aún sin instrucciones, los segundos lo harían mejor porque ya habían visto a los otros hacerlo antes y habían tenido tiempo para mentalizarse, pensar estrategias, etc.

La actividad consistía en, colocados en círculos, ir mandando un mensaje por medio de palmadas o patadas en el suelo. Si una persona daba una doble palmada, se cambiaba el sentido y debía ser el anterior y no el siguiente el que continuase la ronda de palmas. Si una persona daba una doble patada, no solo cambiaba el sentido sino que además todos debían empezar a usar la pierna en lugar de las manos. Si alguien lo hacía mal era eliminado del juego y tenía que sentarse.

Cuando el primer grupo ya había entendido la actividad, se les complicó más porque se mandaba un doble mensaje, de manera que en una dirección podía ir el mensaje en forma de palmas y en la otra en forma de patadas, y todos debían estar muy atentos para hacerlo bien. Resultó muy difícil porque, al tener que atender a dos mensajes uno se terminaba perdiendo.

Después lo intentó el segundo grupo, en el que yo me encontraba. Lo hicimos mejor porque ya habíamos tenido tiempo de entender el juego y aunque no recibimos ninguna indicación no las necesitábamos. El profesor nos explicó que con este juego se trabaja la atención periférica al tener que estar atento a todo lo que ocurre a tu alrededor. También nos dijo que el juego puede complicarse más si introducimos la figura del silencio (agachándonos y pasando el turno al compañero de nuestro lado) o incluyendo música para tener que hacer la actividad al ritmo de la canción que esté sonando.

La última actividad que hicimos fue tararear la canción de Frère Jacques en forma de canon, es decir, que una parte de la clase cantase la primera estrofa, cuando estos empezaban la segunda otro grupo comenzaba con la primera y así sucesivamente. Resultó difícil porque hay que estar muy atentos a lo que nos toca cantar para no equivocarnos y unirnos a otra voz que no sea la nuestra. El profesor nos explicó que, para hacerlo en clase con niños, debemos conocer muy bien la canción y estar muy pendientes de todas las voces para saber cuándo invitar a un nuevo grupo a cantar, cuándo decirle a otro grupo que pare, etc...

En el vídeo que se presenta a continuación podemos escuchar la canción de Frère Jacques, cantada primero a una vez y después haciendo canon con distintas voces:


Esta actividad me gustó porque yo la había hecho cuando era pequeña, con la canción de "Arde Londres, arde Londres, se incendia, se incendia, socorro bomberos, traed las mangueras" y con la canción de la película de Sonrisas y Lágrimas "Do, es trato de barón; Re, selvático animal...". Siempre me ha gustado jugar a este juego, aunque nos equivocáramos a menudo.

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